miércoles, 25 de abril de 2012

Presa

Prisionera soy, de esta libertad. ¿Contradictorio? Puede ser.

Hoy estoy contradictoria. Será un estado de humor, el humor Arjona, ponele. Ese tipo sí que roba con la dialéctica. Que me ensordecen tus silencios, que me llena tu vacío... ¡Basta de robar, mierda, con esas contradicciones de mierda! Basta de mierda también, si queda espacio (y tiempo, ese que no espera, ¿te acordás?).

Bueno, creo que me fui al demonio. ¿En que estaba? Demonio (en eso no estaba)... ahí me voy, porque ahí me quiero ir.

Igual no sé si quedarme (claramente sí).

Demonio sos vos.

sábado, 21 de abril de 2012

Reconocer

Reconozco que a veces me invaden los fantasmas, sobre todo cuando es hora de irme a dormir. Que a veces te me apareces cubierto con una sábana, en alguna de esas noches de desvelo, o de desatinos oníricos. Noches de revisionismo donde reviso mis males, mis otras muertes, y sonrío. 

Reconozco que te me antojas insomne. O tal vez soy yo quien no duerme, por respirar un poco más, tan sólo un minuto que pueda recordar para siempre, aires que ya nunca serán. Tal vez he hablado por vez primera, por vez sincera a tu reflejo en la ventana, esa que daba al pasado, esa que no cerré. Quizás me saques una sonrisa, quizás podamos tomar aquel café en el medio de las ya no pesadillas que un día enterramos. 

Reconozco que he sido cruel alguna vez. Tal vez, tal otra, tal alguna que otra sangre que tomé y que refrescaba en el momento. He gritado tu nombre más de un millón de veces, y sin embargo no lo he sabido recordar. Es mi mal, mi cruz, los nombres nunca han sido mi fuerte, y mucho menos cuando tienen más de cinco letras, y son todas diferentes. No sientas pena por mí si alguna noche me olvido de respirar. 

Y reconozco tus ojos en lo llano del espectro matinal, de mi reflejo, con sus ojeras de siempre. Me sabes antiguo y nuevo, por todo lo que ha de ser, por todo lo que habría sido, por lo que habrá que padecer. No lo sé, tal vez, tal otra, esperaba para siempre en un rincón y ahora no. Mi espalda está quebrada por el peso del horror, que me dobla a la mitad, o a dos mitades que interpretan separadas realidades, mitades enemistadas, ene-mitades, o N, donde N soy yo, y tú no eres. No eres sangre de mi sangre evaporada en aquel llanto de mil voces, de mil adioses. 

No son tus manos las de antaño, no tus gritos, no tu espacio ni tu tiempo. No es siquiera ya tu nombre el que pronuncio. Reconozco que tal vez he de gritar, pero ya no gritaré con la misma voz de ayer, esa voz con la que te quemé el oído, esa con la que me viste desaparecer.


Hoy canto con otra voz que tal vez no puedas conocer... re-conocer. 

lunes, 16 de abril de 2012

Olvido en partes


A veces por olvidar
muere una parte de mí.

Ya no lloro como antes. 
Ya no río como antes. 
Ya ni siquiera recuerdo como antes. 
Mi memoria falla ahora más seguido.

Ya no amo como antes,
ya no soy tan pasional.

Supongo que no fue tan alto el precio que tuve que pagar
con los años me he acostumbrado a no sentir.

Todo pasa.
Todo es mejor ahora. 
Yo soy mejor ahora.

viernes, 6 de abril de 2012

A ojos cerrados

Con los ojos cerrados te veo mejor. Será que cuando los abro ya no estás. Tampoco te oigo, más que con el alma. Con el alma abierta te siento mejor. 

Será que a veces no soporto el silencio, pero también yo estoy callando. Quizás no sólo cerré los ojos. A veces quisiera darte más que estas palabras y llorar todo este tiempo de lamentos, llorar por mi propio lamento, pero sobre tu pecho, escuchando tu latir, y quedarme a vivir para siempre en su ritmo. Que fuera inconstante cuando acerco mi oído cerrado. 

Quiero abrir las manos para mezclarlas con las tuyas. Quiero poder mirarte, abrir mi boca sólo para sonreír. Será que mis manos se han atrofiado de tanto los puños golpear las paredes que hoy nos separan, o tal vez los universos. Con las manos abiertas puedo darte una caricia. No deseo ya cerrar las manos. 

Los oídos para oír tu voz cuando entones mi nombre, las manos para mezclarlas con las tuyas. Los ojos cerrados para soñar, pues sé que si los abro te pierdes en la noche. Las paredes gruesas derribándose en silencios, que vuelven estruendo mi callar. 

Quiero abrir el alma una vez más para tocar el sol. Con el alma abierta te siento mejor. Me siento mejor...