Con los ojos cerrados te veo mejor. Será que cuando los abro ya no estás. Tampoco te oigo, más que con el alma. Con el alma abierta te siento mejor.
Será que a veces no soporto el silencio, pero también yo estoy callando. Quizás no sólo cerré los ojos. A veces quisiera darte más que estas palabras y llorar todo este tiempo de lamentos, llorar por mi propio lamento, pero sobre tu pecho, escuchando tu latir, y quedarme a vivir para siempre en su ritmo. Que fuera inconstante cuando acerco mi oído cerrado.
Quiero abrir las manos para mezclarlas con las tuyas. Quiero poder mirarte, abrir mi boca sólo para sonreír. Será que mis manos se han atrofiado de tanto los puños golpear las paredes que hoy nos separan, o tal vez los universos. Con las manos abiertas puedo darte una caricia. No deseo ya cerrar las manos.
Los oídos para oír tu voz cuando entones mi nombre, las manos para mezclarlas con las tuyas. Los ojos cerrados para soñar, pues sé que si los abro te pierdes en la noche. Las paredes gruesas derribándose en silencios, que vuelven estruendo mi callar.
Quiero abrir el alma una vez más para tocar el sol. Con el alma abierta te siento mejor. Me siento mejor...
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