¿Dónde está tu dios ahora que me he ido?
Escuchar mi voz por doquiera que camines
a la deriva
sin aquellos pensamientos en los que te recluías
y sin mi mirada.
Transmudar la piel de otoño
sabandija de piedad equivocada
de hemisferios de tan escasa humanidad
como las rocas.
Nunca he tenido un dios.
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