Eras el más sincero y el más hermoso
de los infrahumanos que a veces
me acompañaban en mis viajes cósmicos.
¿Dónde quedó tu sonrisa si luego
de treinta años me llamaste
fingiendo estar muerto?
Fingiste ser una poesía en cada lágrima
subrogado del rocío seco
y hoy bebes paciente mi sangre de elixir
que no es de los dioses.
Resurges de las flamas bajo la forma
de un búho con múltiples cabezas
y rompo en llanto.
¿Quién se asemeja a mí esta madrugada
que no tiene tus silencios?
Maldigo al mismísimo infierno
profiero
un lamento desesperado
y vuelves a la vida
pero veo en tus ojos que ya no tienes alma.
Te daré la espalda, pues me aterras
fingiste ser humano y desapareces
finges ser espectro pero eres
el único de ellos que puede llorar.
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