miércoles, 17 de noviembre de 2010

Ella lo sabe

Ella sabe que soy vil, y yo sé que ella lo sabe. Sabe que has entonado mi nombre en más de un grito de hermosa agonía, sabe que te cuesta decir la verdad cuando cuentas tus pesadillas y los encuentros siniestros con lo que te es desconocido, aquello a lo que aún no le has puesto nombre, mas tiene hasta un apellido... y ella lo sabe. 

Ella sabe que en mi mirada se reflejan canciones cuyas notas desentonan con el día, mas tienen a bien entregar un rayo de penumbra cuando aún la magia no está hecha por completo. Ella sabe que mis días no se cuentan en desprecios, sino en paupérrimas sonrisas que profanan la virtud de este silencio indefinido. Sabe que mis manos presionan con más fuerza cuanto mayor es la debilidad en mis huesos perforados por el gélido viento de tu ausencia. Sabe que no te irás, pues las horas no pasan cuando el tiempo escasea, y sin embargo el reloj te obliga a repetir ese llanto que tantas veces dejaste secar a la luz de una utopía, en medio de la neblina ponzoñosa que se asemejaba al precipicio. 

Ella sabe que a veces mis rodillas emulan las cordilleras donde crecen las raíces más profundas, mas cuya superficie siempre está intacta en caso de que quieras marcar los pasos, o tal vez escribir algunas melodías que el viento se lleve cuando retorne el ocaso. No tengo palabras que construyan un camino, no tengo el poder de definir el destino, mas sé muy bien que finalmente nos honrará las manos la muerte de la ilusión desprevenida, aniquilando una vez más los sueños que, marcados sobre el brillo del vapor, flotaron sobre nuestras almas martilleándonos las sienes con mentiras. Las verdades serán entonces los silencios que ensordezcan. 

Ella me sabe calma en la piel y monótona en el llanto. Tal vez sea por eso que me mira fijamente las manos con las que tomo tu cuello, cercenándome con cada mirada la virtud con la que lucho contra la resignación, por ignorar si los abrazos que me dio el vacío son en realidad los únicos que verán mi juicio cuando aquel reloj de sol que te impide irte, marque la hora señalada, que será de noche, como tus ojos, como ella sabe. 

Ella sabe, como todos, que no puedo desangrarme, que los silencios me resuenan y que mi piel es de lamento hacia esa nube, pues soy de roca, de mar y misterio, de sal y piedad, de odio, miseria, y tal vez algo de libertad. Lo sabe pues alguna vez compartimos un reflejo, a cada costado de algún mar de lágrimas que fue llenándose de miedos, vaciándose de esperanzas y consumiendo las flamas que nos daban vida cada vez que despertábamos de aquel sueño eterno, para volver a soñarlo de día, tan vívido como siempre y tan efímero como tu espalda, ahora marcada sobre la arena de mi espectro horizontal. Pues no es por ella que despierto en sobresaltos cada madrugada en que me acechan las mordazas de tu vientre, es sólo que tus hombros cuadran más con estos huesos. 

Ella sabe cada paso y cada grito, cada vez que revolviste las heridas de las plantas de mis pies. Sabe todo pues la implacable luna llena le ha brindado la virtud de saber mirar los ojos de aquellos que no ven más que sus propias cenizas. Ella enciende cigarrillos y quema almas con cada palabra, con cada acorde que sus manos trazan en las cuerdas del continuo, con cada vuelta de página con la que vuelve a comenzar a sentirse parte de este círculo de destierros en el que finalmente seremos todos los que saldremos perdiendo. Y nadie mejor que ella sabe cómo eso duele, pues conoce a la perfección tus ignómines secretos. 

Ella condensa el inefable en un lamento de agonía, yo en un grito de guerra, y tú en una pesadilla. Ella te sabe perfecto, yo siniestro, y tú nos sabes perdidas, pues nos perdemos en infinitos recovecos para evitar las heridas. O tal vez sea que las buscamos, que jugamos a la muerte y al dolor para calmar el vacío de no sentir siquiera el odio, por aquel dueño del tiempo en el reloj de la desidia. 

Quizás sea que buscamos esa muerte de aferrarnos a tus manos, o a la vida... 
O tal vez simplemente es que leemos tus mensajes entre líneas... 

No hay comentarios:

Publicar un comentario