martes, 24 de marzo de 2015

Comodidad del infierno (o el miedo a dejar de ser y a seguir siendo)




¿Qué quiero callar cuando hablo menos de más?
¿Qué voces quiero silenciar cuando grito?
Los recuerdos se cuelan por cada maldito resquicio
por el que los vacíos desean entrar.

Voy surcando la órbita de mi temor enaltecido
y transito vibrando en las frecuencias más bajas
por si alguna vez aterrizo en una de tus amenazas
y tu cabello pueda pasarme inadvertido.

¿Qué hacer con los despojos de mi cuerpo demacrado
de mis alas cercenadas por vilezas del camino?
Desatan nudos eternos y me desnudan el destino
los misterios que no pueden ser borrados.

Busco encontrarte en cada universo paralelo
y siempre me encuentro con mi rostro taciturno.
Los días pasan tan lentos a cuál pozo más profundo
y las noches en un álgido desvelo.

¿Con qué armas luchar cuando estoy tan desarmada?
¿Cómo no desentonar si la canción no fue escrita?
Cada vértigo reinventa mis miedos, los resucita
y otra vez caigo a la orilla de la nada.

No encuentro una verdad entre las sombras de tus manos
mas busco calamidad en sonrisas olvidadas.
Me olvido de recordar todas mis guerras ganadas
y flagelo con las gotas todo este cuerpo profano.

¿Qué historias he de contar cuando la épica fenezca?
¿Qué espejos habré roto cuando pase este suspiro?
Es que el rostro se me plaga de tus hábitos fingidos
y te esquivo la mirada esperando a que anochezca.

No busco más la piedad en alguna nube gris
ni la virtud de las piedras, ni lo roto del cristal.
No espero que estas heridas vayan hoy a sanar.
Lo único que deseo es volver a sonreír.

No hay comentarios:

Publicar un comentario