viernes, 13 de marzo de 2015

No espero




No espero que me acompañes allí
donde no puedo ir, pues no tengo lugar,
y cuando lo tenía, no lo habrías hecho.
No espero que rompas las cadenas de tu garganta
y de tus labios que jamás supieron 
pronunciar mi nombre.

No espero nada de vos, 
ya no tengo aquellos ojos
que intentaban sin éxito espejearte el alma
o verla al menos incompleta.

No espero nada de mí, perdí tantas cosas
y otras tantas intentando llamar tu atención.
No espero que me mires, siquiera que me recuerdes.
Yo ya no recuerdo tu máscara.

No espero ningún perdón, no me interesa.
No espero ni un retazo de tus alas
que jamás se desplegaron para venir
en mi dirección.

No espero ya los motivos de tu ausencia
si es igual que la presencia, excepto por recorrer
tu cabello con mis dedos y desear
que todo haya sido un sueño
que algún día, sin razones aparentes
me dijeras al oído que era más que un cuerpo inerte.

No espero entrar en tus pesadillas.
No espero que entiendas las mías.
Qué tarde se hizo para darme cuenta
de las veces que fingiste las sonrisas.

No espero que me recuerdes.
Jamás podría.

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