domingo, 26 de diciembre de 2010

Somnia (parece mentira)

Walter Yonsky y Noam Chomsky no son la misma persona. La verdad es que a veces parece mentira. Como que se me ha olvidado que hay gente que no es, como hay gente que sí. Hay personas que no son las mismas. Yo misma no soy la misma aunque tenga el mismo nombre... misma. La baranda misma de la misma escalera hoy me queda más lejos que nunca, y no alcanzo al estante donde guardé ayer el whisky. Era el más bajo, el que me golpeaba la cabeza.  

Me regalaron una poesía una vez, cuando aún no sabía leer. Si, aprendí a leer de muy grande, cuando ya no se usaba regalar poesías, ni se escribía sobre el amor o las pesadillas. Yo igual escribo para ver si un día se vuelve a usar y puedo regalar palabras nuevamente. Es más barato. Más barato que el sol. Quisiera regalar un sol de verano, pero sólo puedo costear el de otoño, y tal vez alcance para un par de hojas secas, y de ojos mojados. Debería vender mis palabras. 

Cuando da la tarde, mi vuelo se hace más pesado. Parece mentira que haya flotado a la hora de los lagartos. Ellos salen al sol, yo prefiero aullarle a la luna. A veces me responde. Si, en aullidos también. Ella aúlla grandilocuente. Mis aullidos son más monosilábicos. Sílabas... no sé qué es eso. Fonemas, morfemas, nunca lo entendí. Tal vez es porque nunca supe leer, o porque nunca me regalaron poesía. Morfemas, fonemas... todos son gritos parecidos, aullidos de pesadilla. Yo prefiero mis techos bajos así no los oigo. Prefiero odiar la luna en el insomnio de la tarde. Parece mentira, pero existe uno, yo lo he visto con mis ojos de grafema. Los grafemas son patéticos. 

Hasta ayer era una niña. Parece mentira que hoy se me tatúen arrugas en las tripas. Tengo parálisis verbal, afasia infernal y cáncer duodenal... También tengo un alma inmortal, e invernal. Mis tripas arrugadas me dominan, soy visceral. Mis vísceras dominadas me liberan del reflujo matinal, torturándome en ausencia de dolor, pues duele. No sabe a hiel mi suicidio por los pies. No sabe a muerte, ni a nada. No sabe nada, y jamás lo averiguará. Nunca fue bueno para ser detective. Por suerte nació antes que yo y puede dejar de ser cruel. 

Hay humanos que aprendieron a ser francos. Parece mentira que la humanidad mienta tanto cuando el derrumbe se aproxima. Tal vez nos encontremos en los abismos de una nueva llanura de cotidianeidad. Pero no existe tal cosa, pues los días no pasan. Puta que lo parió al que inventó que existimos. Jamás tuvo piedad. Puta que lo parió. 

Parece mentira que el fin llegue tan rápido. A veces no nos damos cuenta de que no somos los mismos. Tal vez ahora seamos más parecidos a Noam Chomsky, que no es el mismo que Walter Yonsky. Walter no entiende las palabras, se mueve entre risas y sospechas. Yo sospecho de Walter Yonsky. Tal vez sea que me parezco a él. Ramiro es enurético. Noam es un morfema y yo un fonema. Soy mi propio aullido a la luna eclipsada. Los grafemas son serviles y reflejan vacuedades. Hoy estoy linda.

Me quedo sin palabras. Parece mentira que haya escrito mi nombre en una pared. Es más difícil construirlo. Yo opto por lo fácil. Construirme un nombre me genera desidia, como todo. Lo complicado vendrá el día en que me genere desidia respirar. 

1 comentario:

  1. Me tienta amenazarte de muerte... pero mejor opto por el comentario: tu delirio surrealista está muy bueno, nayla.
    Espero haya más Yonskys que Chomskys en el mundo

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